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¡Y llegó agosto! En unas semanas más, se vienen las fiestas patrias, primavera, luego navidad y… ¡Listo! Se acabó el 2016.

Hoy, en el 8vo mes, ¿Te has detenido a ver cómo estás? ¿Cómo está tu energía, el ánimo? ¿Cómo está tu cuerpo? ¿Duermes bien? ¿Cansancio? ¿Libido?

Vamos por un breve ejercicio: Cierra los ojos, respira profundo y recorre tu cuerpo desde la cabeza hasta los pies buscando algún punto en el que haya tensión.

Listo. ¿Cómo te fue? ¿Entrecejo? ¿Mandíbula? ¿Hombros? ¿Alguna molestia?

El cuerpo tiene múltiples formas de comunicar lo que nos pasa internamente y pocas veces nos detenemos a escuchar qué está diciendo. Vivimos apurados, presionados, y sin darnos cuenta, se nos acaba la pila.

Nuestro cuerpo, mente y energía conforman el todo que somos y por ende, para aliviarnos, no basta centrarnos únicamente en la remisión temporal de los síntomas, si no que debemos trabajar en la elaboración profunda y permanente de aquellos conflictos que han estado por mucho tiempo sin resolver y aparecen como malestar en el ánimo, ansiedad, alteración de la energía vital, cuerpo y calidad de vida. Estos, están hoy dentro de los motivos de consulta más frecuentes en salud mental e indiscutiblemente tienen relación con no escuchar ni responder a los mensajes que envía nuestro cuerpo.

Los invito a leer el siguiente cuento:

EL BAMBÚ JAPONÉS

“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita:

¡Crece semilla, crece!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.

En realidad, durante los primeros siete años no pasa nada con la semilla, a tal punto, que un cultivador inexperto, estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitiría sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados. En ocasiones podemos creer que nada está pasando y puede ser muy frustrante. Recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que mientras no desesperemos ni abandonemos por no “ver” el resultado, sí está sucediendo algo adentro: estamos creciendo y madurando.”

Los invito a reflexionar y observarse, a recuperar la paciencia, perseverancia y atrevernos a experimentar nuevas estrategias para enfrentar la vida. A continuación algunas claves para incorporar y así, propiciar cambios a favor de nuestro autocuidado y bienestar:

1. Preocuparse menos y enfocarse en la solución

2. Mantener buenos tratos (cordialidad y respeto en el ambiente familiar y laboral)

3. Ver el lado positivo de las experiencias (aprendizaje y sentido)

4. Estimular tu mente y cuerpo (actividades distractoras, placenteras y deportes)

5. Buscar apoyo social (activar redes de apoyo)

6. Mantener hábitos de vida tranquilos y saludables

7. Realizar ejercicios de relajación y estabilización como la meditación, respiración diafragmática u otras

9. Buscar apoyo emocional y profesional si fuese necesario

Si decides emprender cambios con ayuda profesional, cuenta con nuestro equipo del Centro de la Felicidad.

Y recuerda, que así como el Bambú Japonés, “Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
quizás sólo estés echando raíces…”

Catalina Mena Flühmann
Psicóloga Centro de la Felicidad