¿Qué es la psicología?
La psicología es una ciencia y una disciplina que estudia la conducta y los procesos mentales. Busca no sólo comprender, sino también predecir e intervenir. Una de sus ramas es la psicoterapia, mediante la cual se ayuda a las personas a enfrentar situaciones difíciles, tratar trastornos y alcanzar un mayor bienestar.
¿Por qué consultan los pacientes?
La mayoría de los pacientes consultan por tres motivos principales. Primero, problemas cotidianos que no necesariamente implican sintomatología como, por ejemplo, cambio de ciudad, divorcio o duelo. Segundo, trastornos transitorios, es decir, aquellos que no han estado presentes durante toda la vida pero que han aparecido por algún motivo. Ejemplos de esto pueden ser crisis de pánico, depresión o trastornos de adaptación. Por último, consultan por trastornos permanentes, estos pueden ser de personalidad, esquizofrenia o trastorno bipolar. Los objetivos de la terapia van a depender del motivo de la consulta.
Dentro de lo mencionado anteriormente, se incluye también la terapia de parejas, terapia familiar, actividades de crianza positiva, tratamientos por adicciones, evaluaciones cognitivas y evaluaciones emocionales.
¿Qué diferencias hay entre un psicólogo y otro?
Los psicólogos nos especializamos de distintas maneras. La clasificación más general es por edades, adultos e infantojuvenil (niños y adolescentes). Otras clasificaciones son por enfoque, como el psicoanálisis, el cognitivo y el sistémico. Finalmente, hay clasificaciones también según áreas específicas, como terapia de parejas, trastornos de alimentación o apego.
¿Cuándo debería consultar con un psicólogo?
La salud mental es tan importante como la salud física. Normalmente vamos al doctor o al dentista cuando nos duele algo o para hacernos una revisión cada cierto tiempo. En psicología pasa lo mismo. Asistir a terapia permite no sólo enfrentar problemas, sino también ampliar nuestro conocimiento acerca de nosotros mismos y del mundo. Los pacientes que consultan sin estar pasando por una crisis permiten cambios profundos y a largo plazo con mayor facilidad. Aquellos que consultan cuando ya hay muchos problemas obligan a que primero se enfrente la crisis antes de poder hacer cambios profundos.
Es importante acudir cuando se presentan algunas de las siguientes situaciones:
- Querer crecer o mejorar personalmente. Cuando sentimos que somos inseguros, dependientes o celosos, o cuando simplemente queremos potenciar o desarrollar algún aspecto de nuestra forma de ser.
- Ocurren cambios grandes que afectan nuestro bienestar social y emocional. Esto puede ser por cambio de ciudad o de casa, pérdida de empleo, término de una relación o muerte de un ser querido.
- Aparecen síntomas. Cuando la duración y la intensidad de los síntomas generan malestar significativo en las personas o su entorno, es importante consultar. Los más comunes son somatizaciones (dolores o malestares físicos), angustia, ansiedad, ira, insomnio, alteraciones de la alimentación o síntomas más severos como delirios.
- Vemos a otra persona con síntomas importantes. Hay muchos casos en que las personas que están en situaciones complejas no ven su problema o no quieres pedir ayuda. Esto es muy común en casos de trastornos de personalidad, consumo de alcohol o drogas y trastornos de la conducta alimentaria.
Consulta a tiempo, la intervención oportuna y asertiva es el camino más sencillo y con mejores resultados.
¿Qué es EMDR?
E.M.D.R es un acrónimo para Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular (en inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing). Es una nueva terapia psicológica para transformar los recuerdos traumáticos, una forma efectiva de tratar conductas disfuncionales cuando su origen está en incidentes traumáticos del pasado, configurándose como un modelo de terapia de procesamiento de información de base neurobiológica.
¿Para que sirve?
Este nuevo modelo de psicoterapia ha ayudado de forma efectiva a miles de personas en todo el mundo, sobrevivientes de traumas, abuso sexual, violencia, depresiones, fobias, ataques de pánico, dolor crónico, trastornos de la autoestima, adicciones, entre otros.